jueves, 12 de noviembre de 2015

Fútbol como forma de vida

A veces, y sólo a veces, la vida te sonríe y todo va como deseas, tu camino se vuelve cuesta abajo como cuando juegas un partido y rápido se pone el marcador ampliamente favorable en cuestión de minutos... Todos a tu alrededor te animan, si algo puede salir bien va a salir bien, porque llevas inercia ganadora y crees que todos los partidos van a ser iguales, que siempre vas a ir con ventaja en el marcador, que pase lo que pase tu afición siempre estará animándote como en los mejores momentos, pero... a veces, y sólo a veces, el partido de tu vida no empieza cuesta abajo, sino todo lo contrario... ésta vez si algo puede salir mal, va a salir mal, y no vas a poder hacer nada por revertir esa espiral de inconvenientes y complicaciones en los que tu equipo y tu os véis atrapados, de ponerle fin. Y no sólo con ésa sensación de impotencia os econtraréis, sino que la afición no estará de vuestro lado, y os sentiréis solos en medio de la multitud, y parecerá que nada tiene sentido y vuestro partido, vuestro mundo, se derrumba en cuestión de segundos, segundos que se pasan tan rápido que no deja tiempo a saborear el amargo sabor de la derrota...
Pero a veces, y muchas veces, la vida se pone cuesta arriba, tan arriba que parece otro partido perdido... pero NO, ésta vez no es igual, ésta vez sientes el calor de tu afición animándote hasta el último aliento a pesar del resultado, la adrenalina de miles de personas apoyándote invade a tus compañeros y a ti, la diferencia es que ahora todos remáis en la misma dirección. La cuesta que parecía imposible de alcanzar cada vez se vuelve más y más asequible, pero nadie os regala nada, el partido dura 90 minutos, y no podéis regalarle nada al contrario, el partido será vuestro cueste lo que cueste, y entonces, y sólo entonces... sabréis cuál es el verdadero aroma de la victoria, el dulce néctar de la recompensa por darlo todo sobre un terreno de juego, dejarse la piel en cada lance del juego, en cada centímetro de la cancha, en cada grito de la afición.
Por suerte, cada día de nuestras vidas es un partido que empieza de cero, cuyo transcurso desconocemos, pero que a base de la experiencia de agrias derrotas y suculentas victorias, de tener cerca siempre a nuestros amigos, familia, pareja,... , y sentirnos arropados en los momentos difíciles por ellos, sabremos cuál es el rumbo a seguir cuando el partido se ponga cuesta arriba...
Espero que os haya gustado, nos vemos pronto!

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